Fotografía: Rodney Smith
Estabas distraído. Mis ojos se posaron sobre tus manos, expresivas, bellas y sensuales, y las siguieron como quien observa el vuelo de una mariposa. Y quise ser flor para que se posaran sobre mí, quise ofrecerles mi néctar, mi fuego y mis ganas. Quise ser tuya, hacerte mío… pero estabas distraído.
Eché al vuelo las ganas y busqué tu mirada. Mis ojos te llamaban y ofrecían mi cuerpo, listo para el encuentro, listo para recibirte. Mis manos se abrieron imaginando tu piel, tu carne hambrienta de refugio. Mis pechos miraron al cielo suplicando y mi cueva, húmeda y oscura, se ofrecía para acogerte y arroparte. Eché al vuelo las ganas y busqué tu mirada… pero estabas distraído.
Amarré las ganas de acariciarte la espalda con la yema de mis dedos, suavemente, viendo cómo tu vello se eriza y tus poros se abren pidiendo más. Amarré las ganas de posar mi mano en tu vientre y dejarla jugar acercándose y alejándose del cetro del placer... Amarré las ganas y eché el ancla para quedar varada a tu lado, observándote, en silencio. Y deseándote, en silencio...